A veces el desencanto nos lleva a la soledad, donde guardamos pensamientos y emociones como aguas represadas que no encuentran cauce por donde dejarse llevar, pero en otras ocasiones, una mirada, una caricia, llega como un viento aciclonado de ternura abriendo las compuertas de la alegria. Sale la risa a borbotones y todas las cosas parece que se ondulan encantandas con su impulso.
Gracias por cada regalo en forma de momento. Te extrañaré.
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3 comentarios:
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