Cuando hablaban de amor
a mí me faltaban verbos
que los demás escondían bajo la ropa,
que sólo sabían pronunciar con la piel.
Cuando hablaban de amor
yo sólo veía su sombra
y me sorprendía, a veces,
caminando de puntillas
por su recuerdo.
Cuando volvían a hablarme de amor
y yo avanzaba a ciegas,
de nuevo,
letra a letra,
e intentaba balbucearlo
con el alma a un lado
y la página reluciente al otro.
Solía entonces volver a ti,
entre el vocablo y el silencio,
aunque tú esperaras
que volviera para quedarme,
y aunque ahora sea yo el que regresa
al mismo sitio de siempre
donde todo lo que falta
eres tú.