sábado, 13 de febrero de 2010
Detenerse
Detenerse en un segundo de tiempo,
solo para entender
por qué los ojos se apagan
sin ninguna razón,
por qué la risa se enciende
sin esperarlo
y se calla sin quererlo.
Detenerse a un beso de distancia
de algún amor,
para descubrir por qué
todo tiene que terminar,
por qué no hay otra oportunidad
para inventar ni para encontrar
en algún gramo de suerte,
por qué los soles se opacan
cuando uno quiere avanzar.
Detenerse a un paso
de cada amanecer,
solo para procurar tener
todas las sonrisas bajo el brazo
y descubrir por qué
el azar puede marcar tanto
nuestro camino,
por qué la vida se construye
con tantas preguntas
y se destruye con tantas respuestas.
Detenerse a un centímetro
de la tristeza,
para tratar de comprender
por qué el corazón
puede enredarse tanto
entre sus manos
sin tener la opción de evitarla.
Detenerse justo enfrente
de cada primavera,
para intentar acercarla con un gesto
hasta el alma,
hasta la soledad cansada y dispersa,
hasta el silencio,
hasta la orilla de esta vida
que no se cansa
de esperar el milagro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)