Desde Cañete-Lima-Perú

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"...Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nievek. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...". Silvio Rodríguez.

viernes, 23 de junio de 2006

Un solo corazón

Sin darme cuenta había estado dormida por años...olvidada aún por mi misma. Era un lugar tan frío donde todos los sentidos se conservan intactos, pero helados, mórbidos...

Había perdido la identidad de la riqueza mas grande que se puede tener... ser mujer. Perdida, olvidada, excluida del reino de los sentimientos mas puros y mas bellos... ahí estaba... como témpano.


Pero de pronto, sin darme cuenta, sin siquiera pretenderlo, soplaron nuevos aires... eran tus suspiros cuando yo te hablaba...¡era tu corazón y tus palabras que me decían cosas que hacia tanto no sentía!.

Entonces el hielo comenzó a derretirse, se sumaron sueños a la mujer congelada...¡osaba sentir como mujer, soñar como mujer, reír como mujer!. Todo era tan nuevo para mi y a la vez tan antiguo, como el sello al nacer con todas las cualidades de mujer.

Y tú seguiste suspirándome, seguiste insistiendo en querer descongelarme, en verme y al tu verme comencé a verme yo otra vez viva, en esta área dormida y aletargada...

Salir del ostracismo es algo maravillosamente vertiginoso...la gran pregunta, ¿estoy dispuesta a descongelarme y volver a sentir?. ¿Estoy dispuesta a arriesgarlo todo por el AMOR, aun a riesgo de perderlo todo..?. (aunque pensándolo bien, todo hasta ahora era sinónimo de nada desde aquí).

Tu voz me envuelve y me coloca alas... me llevas tan alto como la cumbre más alta. Tus ojos brillantes me estimulan a proseguir con este proceso maravilloso... me tomas fuerte de la mano haciéndome saber que no me dejarás lastimarme...con tu mirada me dices...¡ya vas a ver que hermoso será este vuelo, este revivir!.

Entonces yo me pregunto...¿cómo negarme?...¡¡no quiero volver al témpano, no quiero volver a lo mórbido, no quiero!!. Expongo mi corazón de mujer para sentir...aún a costa de que sea un vuelo corto...pero, ¿quien me robaría la felicidad y la alegría de sentirme plena?.

Respiro profundo...como para retener todo tu aliento...que es de vida, de amor real, de sentimientos puros y nuevos también para ti. Me repites una y otra vez...¡que mujer!...como si no te dieras cuenta que si lo soy, es porque tu eres un gran hombre con todos los sentidos de la palabra...compañero, cariñoso, dulce, contenedor, amoroso, inteligente...y con la mejor de todas las capacidades... venir a mi letargo y sacarme de ahí fue un acto de AMOR tuyo, ¡absolutamente gratuito, generoso!.

A veces te susurro que tengo miedos...y tus te quedas en silencio...recuerdo entonces el diálogo del Principito con el zorro, pidiéndole ser domesticado. Es que en esto de sentir, sobre todo cuando uno se creyó todas las palabras descalificadoras que puedas escuchar y creértelas como la verdad mas pura...¡yo la peor de todas!...teniendo ahora esta maravillosa posibilidad de volar, de vivir, de sentir, de llorar y reír es tan grande...tanto que me temo que no te hayas dado cuenta.

Aprieto entonces más tu mano en esa cumbre maravillosa...el viento nos pega de lleno en el rostro, con nuestras alas brillantemente blancas, producto del sol que cae a plomo...te miro...me miras...en mi puño llevo la purpurina, y se que en el tuyo todos los sueños posibles y mas bellos que ningún cuento haya podido relatar...y te digo...¡Si!...¡Si quiero!, y así nos lanzamos al vació entre lagrimas de amor y alegría...y planeamos en esa inmensidad que nos contiene y nos rodea. Soltamos al unísono el contenido de nuestras manos, y sonriendo volvemos a mirarnos...sólo entonces ocurre el más grande de los milagros, nuestras alas desaparecen y seguimos volando...y tu te conviertes en un corazón y yo en otro...con aroma a jazmines.

Luego en ese vuelo de dos corazones...nos fusionamos...y ya no somos dos...ahora somos ¡UN SOLO CORAZÓN!.

Anónimo.

Me enseñaste que los dragones no existen, pero me llevaste a su guarida...


jueves, 8 de junio de 2006

Esperándote

Estoy a la orilla del mar, perdido entre los recuerdos, como un barco encallado sin poder zarpar, esperándote en cada ola, en cada brisa, sintiéndote en la inmensidad, mirándote desde lejos, tocándote sin tocar.

Sumergido en la nostalgia, entre la brisa y la faz de la verdad infinita, del espacio en que no estás, entre el recuerdo de amarte, entre la arena fugaz que se impregna en los poros y se confunde sin más, con la esperanza de darse, fundiéndose en un quizás.

Son las huellas que se forjan entre aquí y más allá, sal eterna que confunde, que se plasma, que se funde, son cantares, caracolas, que en ti vibran, se transforman el vacío de tenerte, ese espacio en que no estás, con la entrega de aquel vientre que se pierde, que se siente en el tiempo, de tu cuerpo que se funde sin juntar.

Y es quererte sin tenerte, es buscar donde no estás, un te quiero, fiel, latente, que se enjuaga de coral, con las manos entre la arena, y los ojos de ansiedad que en el horizonte espera verte llegar. No sé si llegará el día, no sé si tú vendrás, es la entrega, la agonía, es la furia sin calmar, de los labios que musitan tu nombre sin nombrar y entre la arena confunde las huellas, que quizás, dejaste al pasar.