Desde Cañete-Lima-Perú

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"...Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nievek. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...". Silvio Rodríguez.

jueves, 27 de abril de 2006

Yo sin ti


He reservado este dolor, para escribirlo
en los campanarios, en las calles muertas,
donde las golondrinas vuelan al olvido.
Tu silencio ha esculpido en llanto
el viento frío que ha dejado mí aliento.
Mirando tu recuerdo en esta vieja foto
que hago de ti con los ojos cerrados
he dibujado sobre tus labios un navío,
para surcar en él mi soledad .

Quisiera borrar cada sonido que no te pertenece,
cada silueta tuya de las calles, de la gente,
eres todas las noches que te invento,
este dolor que no tiene sitio.
Cómo un soplo de arena,
mis manos han enterrado tu olvido,
me acuesto y duermo sobre
las hojas muertas de tu adiós.

Me siento triste, bajo esta soledad tuya,
¿qué otro lugar puede existir?, ¿a dónde ir?,
Se me ha acabado la vida, fumando
y bebiendo tu nombre.
Una tras otra, estas noches pretenden olvidarte,
se ha roto el cielo que creé para ti,
esta es la certeza de mi soledad,
cómo cada noche un llanto,
yo sin ti.


martes, 25 de abril de 2006

No podrás...


No podrás estar sola aunque te alejes,
no podrás estar sola
aunque te vayas al bosque más espeso,
aunque busques el mar, o tu isla,
aunque te ocultes entre alas humanas.
Algo tendrás pesándote en la espalda,
hiriéndote en los hombros,
oprimiendo tu pecho.
Algo tendrás debajo de tus manos
sobre tus ojos,
en la encendida curva de tus labios.
¡No podràs estar sola!
Yo estoy disuelto en ti para siempre.

Soñando contigo

Soñando contigo, me deslicé por el valle de tu ternura,
buscando sediento el agua clara de tu río.
Presentí su torrente de cristal y fuerza
porque había mirado en la profundidad de tus ojos
y vi el movimiento incesante de la correntada.


Llamándote, escuchaba melodías
que elevaban mi alma por los aires,
donde danzan las aves su alegría
y esperando tu respuesta imaginaba
tus manos acariciándome.


Y escuché tu risa, y el sentir de tu voz

que traía la tibieza de tu aliento.
Sediento, imagine tus labios
y los míos bebiéndose el amor.
No era solo un encuentro, era un brindis,
una borrachera sin copa ni alcohol.


Por eso desde mi torre mas alta y alejada
tendí una escalera de esperanza,
para que tu sola puedas subir hasta mi corazón
y veas el inmenso amor que hay en el,
que solo puede ser visto
por los ojos de quien lo comparte.


Te amaré mas allá de las palabras,
todo lo que pueda escribir
no llegara nunca alcanzar
los pensamientos que brotan del corazón,
mi mente vuela continuamente
llevándolos hacia el infinito tiempo
donde están los paraísos del amor y la pasión
.

martes, 18 de abril de 2006

Lo inolvidable

De muchas maneras, todos guardamos profundamente en nuestro corazón, el recuerdo grato de algo o alguien que será inolvidable en nuestra vida. Hay quienes, por desgracia, conservan el estéril gasto emocional de un recuerdo que los sigue atormentando, como tóxico sutil que deshace su alma y viven aquejados por ese pasado.

Aquí lo inolvidable se hace cruel porque se piensa que, al no haber sabido perdonar, ciertas cosas no se olvidarán nunca y esa es una forma triste de permanencia. Hay otros, en cambio, que atesoran los recuerdos mágicos que un día les acontecieron y no permiten que mueran, porque saben que si lo hicieran, ellos también morirían un poco.

Nadie sin embargo puede evitar el tener una mezcla de recuerdos buenos y malos, lo que simplemente nos hace entender que la vida es así: pedacitos de plata en medio de un gran camino de cascajo. No vivir atormentados por unos y disfrutar el haber experimentado los otros, es lo que da sentido y equilibrio a nuestra vida. Es saber que las rosas también tienen espinas y que si así no lo fuera, no seríamos capaces de distinguir la felicidad de la infelicidad.


Porque, ¿quién no recuerda esos días felices de su infancia y la caricia inolvidable de quienes les amaron?. ¿Quién podrá borrar de nuestro corazón el abrazo y la ternura de aquellos que con su cariño nos enseñaron a amar?. ¿Es posible olvidar al primer amigo, al compañero de nuestros juegos, a la maestra que un día fue la diosa de nuestros sueños, la primera vez que vimos el mar o la esperanza vivificante de nuestras siempre anheladas vacaciones?.

¿Podremos alguna vez olvidar cuando el torbellino del amor arrebató nuestra alma y la llevó al séptimo cielo; la espera impaciente que nos trajo el romance siempre adolescente; la mano de nuestro padre guiando nuestros vacilantes pasos, el seno materno que alimentó nuestra tenaz apetencia de vida, la alegres piñatas, las entrañables navidades, la calidez del abrazo de nuestros abuelos y aquellas dulces fantasías en las que tantas veces empeñamos nuestra atropellada búsqueda de la felicidad

¿No es inolvidable la primera vez que sentimos el sabernos amados, el saber que podríamos amar, la bendición de la palabra sencilla -bálsamo para nuestros oídos-, el consejo oportuno, el tibio consuelo de la mano que tocó nuestro frágil corazón, la fragancia del diálogo con quienes nos son cercanos, los días de campo con los hijos y esa infinidad de pequeños tesoros que ninguna pequeña muerte podrá un día arrebatarnos?.

Nos perdemos tanto en no olvidar lo que un día nos hirió, que hacemos a un lado lo que nos maravilló; hacemos inolvidable, aunque sea doloroso, lo que en el pasado lastimó nuestro espíritu, que renunciamos al mismo tiempo a todo aquello que colmó nuestras ansias de permanencia y nos convirtió en el horizonte de alguien que quiso hacernos dichosos. Es cierto que no podremos olvidar jamás aquello que nos lastimó un día, pero sí podemos hacer el esfuerzo por privilegiar de igual manera lo que hizo a nuestro corazón más grande, más fuerte y más comprensivo.

Tal vez en la lista de daños y beneficios que tenemos inscritos en nuestra mente, los débitos sean más que los haberes, pero la vida siempre es así: solo cuestión de saldos en nuestro final estado de pérdidas y ganancias. Ver que esos saldos sean más positivos que negativos es una tarea en la que todos debemos empeñarnos, si queremos tener la sabiduría de vivir con plenitud nuestra fugaz existencia terrenal.

Pero, afortunadamente, siempre habrá espacios en nuestra alma para lo inolvidable: el acontecimiento aquel, la fecha que impacientes esperamos, el amor recién descubierto, el hijo que llegó, la perfecta compañía, la luz que generosa disipó nuestras tinieblas, la suave caricia de nuestra alma gemela, la dicha en fin, que a veces furtiva, se anidará fecunda como esperanza alcanzable en el corazón humano.

Un poeta escribió, que la mejor manera de hacer a alguien inmortal es quererlo de tal forma que no lo olvidemos nunca. Es a través del regocijo del recuerdo por el cual nos percatamos que éste no es un espacio perdido, sino una autentica recuperación.

Confesar que vivimos, amamos y disfrutamos con alguien, el aquí y el ahora de la vida, es adquirir la certeza de que un día seremos para ese alguien personas inolvidables, y así entenderemos cómo finalmente el recuerdo del amor, que un día dimos y nos dieron, será más fuerte que la muerte.

lunes, 17 de abril de 2006

Estados de ánimo

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones,
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza,
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.

Mario Benedetti

miércoles, 12 de abril de 2006

Invitación especial

El Tanka es un pequeño poema tradicional japonés de cinco versos, de cinco, siete, cinco, siete y siete sílabas, respectivamente, en el que se expresan sentimientos personales. Forma poética en el que originariamente solían enviarse los amantes mensajes en una cajita de papel, escrito sobre un abanico o atado a una rama con una sola flor. Un mensajero entregaba el mensaje en persona, el cual debía ser contestado de manera que solamente el destinatario entendiera el contenido.
Recibí la gentil invitación de una buena amiga para hacer un poema tanka, por lo que le agradezco que me haya elegido para integrar su cadena, aunque debo confesar que aunque me encanta la poesía no soy para nada un poeta, pero acepté el reto con mucho agrado. He aquí el resultado:
Lo tuyo:
Tatué tu alma
Bajo mi gélida piel
En el silencio
Se unen nuestra voces
Un viaje sin retorno
Lo mío:
En el silencio
Ya no estás conmigo
Abrazándome
Tus labios en mis besos
Ya jamás encontraré
Gracias Carolina por hacerme conocer el tanka...

martes, 11 de abril de 2006

21 gramos

¿Cuántas cosas pesarán 21 gramos?.
Habrá seguramente una lista infinita…
Aquella rosa que te regalé por primera vez,

¿pesaría 21 gramos?.
¿o quizás la última carta que te escribí?.
O tal vez si fuera posible pesar los latidos,
¿cuánto pesarían cada vez que pienso en ti?.
¿Cuánto pesaría la soledad cuando tú no estás?
¿Y mis palabras rompiendo el silencio, buscándote?.
Hace apenas un instante que desperté de un pequeño sueño
con tu nombre y con tu rostro,
¿pesará acaso ese sueño 21 gramos?.
¿Y la flecha con la que Cupido nos atravesó felizmente?.
Es curioso, pero todo tiene un peso, hasta lo intangible
y nosotros elegimos. Lo que nos mantiene a flote o nos hunde…
Hasta las palabras son livianas o pesadas: “te extraño”,
“te quiero”, “te amo”, nos hacen flotar, son como de algodón.
“Me voy”, “ya no siento lo mismo”, ” se terminó”, son palabras de plomo.
Entonces, ¿cuál será el peso de una tarde de invierno,
regresando a casa sin tu mano tibia en mi brazo?.
Si supieras las veces que lloré por ti. ¿Cuánto habrá pesado esa tristeza? .
¿Y mis lágrimas?... ¿Y cuál habrá sido el peso de las hojas
de todos los otoños que pasamos juntos?.
¿Y de las gotas de las lluvias que nos mojaron tantas veces?.
Si te fijaras bien, notarías que por todos lados
hay señales...hasta donde menos se sospecha.
Nuestro amor durará lo que tenga que durar,
pesará lo que deba pesar y si algún día se termina,
te llevarás contigo 21 gramos,
porque contigo se irá también mi alma,
y según dicen los que saben,
el alma pesa 21 gramos…

viernes, 7 de abril de 2006

Sin ti


Un día quise adelantarme a este final,
¿recuerdas aquella, mi primera huida…
cuando emergían atisbos de mi rabia
y los brotes de este amor absurdo y tonto?.
Hoy estás sin mí y yo estoy lejos de tu ensueño,
hoy estoy sin ti y tú estás ajena a mis anhelos,
muertas las palabras y vencido el amor,
nuestro encuentro roto en un compás del tiempo.
Mi primer día sin verte y no te extraño,
te has ido cifrada en las notas de un desdén:
tal vez ría por este amargo despertar
o cante alegres versos a la ausencia.

Olvidarte

Debería traducirte
al “amor eterno” que Becquer
tradujo en su amada,
debería no saborearte
en el vino añejo que mis noches
me regalan con tu recuerdo.
Debería soñarte un millón de veces,
hasta que la cuenta dé su reversa
y comience de nuevo.
Debería no capitularte
en el libro de historia
que guardo bajo el brazo de los recuerdos
y extiendo en cada penumbra
cuando me rebosa tu ausencia.
La historia es la estatua movediza
que el viento se lleva a cada paso de las nubes
y el desmoronamiento del tiempo en ellas.
La historia comenzó contigo
difícil sería termine igual,
la historia también será mañana,
cuando intente tres milenios más
quebrantar la incertidumbre,
si para entonces debería o no recordarte,
si debería o no olvidarte.

lunes, 3 de abril de 2006

Convivencia feliz

La vida en pareja no es un guión de película romántica con un final feliz asegurado. Es sobre todo un camino que puede aportar felicidad y satisfacción siempre que cada paso en la convivencia vaya encaminado a lograrlo. La capacidad para tener éxito en la relación de pareja puede desarrollarse y podemos empezar tratando de asumir actitudes positivas que nos ayuden a manejar los sentimientos en el marco de la vida cotidiana, contribuyendo a un clima de comunicación y confianza.

Algunos consejos importantes para una convivencia feliz:

1.- Tiempo compartido: Planea un nuevo horario otorgando prioridad a la necesidad de estar más tiempo en actividades con tu pareja. No es suficiente estar juntos, sino también compartir la vida, los intereses, los gozos y las sombras.

2.- Actitud creativa frente a la rutina: Las obligaciones cotidianas también pueden convertirse en momentos para disfrutar juntos. Mano a mano, corazón con corazón es una fórmula que disuelve los matices más aburridos de cualquier tarea.

3.- Anudar los lazos de la intimidad: Unas veces se tratará de promover una noche de pasión y otras de posibilitar una conversación profunda en la que se pueda desarrollar la empatía y terminemos sintiendo que podemos compartir miedos y esperanzas, sueños y realidades.

4.- Trabajar por mejorar la comunicación: Un esfuerzo continuo y compartido para escuchar sin juicios y expresar con confianza. Fomentar todo lo que signifique una mayor comunicación y expresión de sentimientos que lleve a la pareja a conocerse mejor y a aceptarse con sus virtudes y sus defectos.

5.- Afrontar juntos los conflictos: Todas las parejas se topan con dificultades de convivencia pero las que se atreven a afrontar los conflictos, teniendo confianza en su amor y en su voluntad de construir una feliz relación, salen fortalecidos de sus crisis. El amor más profundo y sincero, es también un amor que se va transformando, como todo en esta vida. Y a veces esos cambios implican momentos de crisis que hemos de aceptar, no como algo totalmente negativo, sino como posibilidades de profundizar en la relación y de conocernos mejor.

6.- Amar desde la plenitud: Lo deseable es un intercambio recíproco de afecto que incremente la autoestima y la calidad de vida de ambos. El amor que nos llenará de plenitud lo encontraremos en ese sentimiento que nos une, pero también en el afecto que recibimos de la familia, los amigos, la pasión que ponemos en el trabajo vocacional, la entrega solidaria a proyectos sociales, los sentimientos religiosos, el amor a los hijos, y un largo etcétera que dependerá de la personalidad y las circunstancias de cada cual. Esperar que la pareja haya de dárnoslo todo, es pedir un imposible. Aunque ciertamente, amar y ser amados puede ser el motor que nos impulse a vivir más auténticamente.

7.- Tratar de combinar los proyectos personales con los objetivos de vida en común: El gran secreto de una buena relación es encontrar el equilibrio entre el compromiso y el mantenimiento de un espacio personal. Aprovechar el impulso vital que aporta estar juntos para alcanzar metas que por separado resultan difíciles. El apoyo afectivo resulta un buen impulso para seguir en la dirección de las motivaciones más íntimas.


8.- Aceptar el desafío del compromiso: Partiendo de la base de que el amor es un proceso cambiante que puede traer nudos por deshacer y transformaciones que asimilar, comprometerse a mantener la unión sentimental como un espacio íntimo y compartido en el que podamos expresarnos desde nuestro más profundo ser.

9.- Fomentar la ternura: Los seres humanos necesitamos ternura, sea cual sea nuestra edad o condición, y la vida en pareja puede ayudarnos a satisfacer esa necesidad primaria. Pero sucede que conforme nos vamos haciendo adultos nos colocamos armaduras emocionales para afrontar con mayor resistencia los infortunios y creemos no necesitar ya la sensualidad. El sexo parece indispensable, pero las caricias que implican ternura las guardamos sólo para los bebés. Sin embargo, los psicólogos aseguran que la ternura consigue una cercanía emocional que enlaza a la pareja de una forma entrañable, facilita la comunicación, disuelve la indiferencia y combate la monotonía en la relación

10.- Cultivar la admiración y el respeto mutuo: Todos los enamorados se entregan a demostraciones de afecto, pasión, pero en una buena relación sentimental es importante demostrar también el respeto y la admiración por las cualidades, las tareas, los logros de la pareja. La convivencia es un espacio especialmente propicio para las inyecciones de autoafirmación provenientes de los elogios sinceros de la persona amada. Las parejas felices cuentan con esa fuerza que les aporta el apoyo mutuo y la admiración